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Los italianos eligen entre Berlusconi y Prodi tras una dura campaña electoral

Tras unas de las campañas electorales más duras, dominada por los insultos y los impuestos, los italianos "reflexionan" este sábado para decidir si en los comicios del domingo y el lunes entregan de nuevo el Gobierno al conservador Silvio Berlusconi o cambian por el socialista Romano Prodi. A medianoche enmudecieron los micrófonos y comenzaron a desmontarse los palcos desde donde los políticos lanzaron sus últimas promesas, buscando, sobre todo, el voto de los indecisos, que según los últimos sondeos superaba el 20 por ciento.

Tras unas de las campañas electorales más duras, dominada por los insultos y los impuestos, los italianos "reflexionan" este sábado para decidir si en los comicios del domingo y el lunes entregan de nuevo el Gobierno al conservador Silvio Berlusconi o cambian por el socialista Romano Prodi. A medianoche enmudecieron los micrófonos y comenzaron a desmontarse los palcos desde donde los políticos lanzaron sus últimas promesas, buscando, sobre todo, el voto de los indecisos, que según los últimos sondeos superaba el 20 por ciento.
L D (EFE) Berlusconi, primer ministro y líder de la coalición conservadora Casa de las Libertades, aprovechó las últimas horas para pedir a los italianos, en especial a la clase media, que voten, afirmando que la abstención sólo beneficia a la izquierda.

Desde hace dos semanas están prohibidos los sondeos. Los últimos, del 25 de marzo, señalaban que "La Unión", la coalición de centro izquierda que encabeza Prodi, sacaba a la de Berlusconi una ventaja de entre 3,5 y 5 puntos.

Berlusconi aseguró que tenía datos que le dan como vencedor, pero no desveló más. Sus aliados hablaban en los últimos días de resultados "muy ajustados" e incluso de empate. En ese eventual último caso todos se mostraron a favor de nuevas elecciones. En Italia una gran coalición como en Alemania es impensable.

"La Unión" da por hecho que vencerá, convencida de que "después de cinco años de tristeza" los italianos tiene derecho "a un poco de felicidad y unidad", y que sólo se lo pueden dar ellos, la coalición de la que forman parte, entre otros, democristianos, comunistas, ex comunistas, socialistas, verdes, radicales, consumidores y grupos antiglobalización.

Con la mirada puesta en esos votos indecisos, los líderes políticos echaron el resto en los últimos mítines, que sin embargo estuvieron en la misma línea que todos los de la campaña: insultos, tonos fuertes y acusaciones. Berlusconi se reunió con sus incondicionales en la sureña Nápoles, donde echó mano de uno de sus temas preferidos: el fantasma del comunismo. Dijo que Italia vive momentos como los de 1948 y que los italianos tienen que decidir entre la libertad que representan ellos y el sometimiento que supone votar a los comunistas.

Si se cambia alguna palabra y el lugar, fueron las mismas frases que pronunció en todas las elecciones anteriores. En un in crescendo de promesas, Berlusconi hizo otra muy apetitosa: la supresión del impuesto de recogida de basura, que se une a la abolición del impuesto que grava la vivienda, la impopular "contribución", que prometió en un debate televisivo.

Prodi cerró su campaña en Roma, donde reiteró la lucha sin cuartel contra la evasión fiscal, la recuperación de la, según él,  maltrecha y estancada economía y la recolocación de Italia en el puesto que le corresponde en Europa. Como no podía ser de otra manera, Berlusconi aseguró que vencerán porque no son unos "coglioni" (gilipollas), la palabra insulto que ha dominado el final de la campaña, pronunciada primero por él. Prodi respondió que ha llegado el momento de reconstruir Italia y echar del poder al vehemente "rey de la televisión privada".

A 24 horas de que se abran los colegios, los resultados son una verdadera incógnita y habrá que esperar al recuento del último voto para saber quién ha ganado. Ello se debe a la nueva ley electoral, que supone el regreso al sistema proporcional, con listas cerradas, que penaliza a los pequeños partidos y garantiza la mayoría al que saque un voto más.

Vistas como están compuestas las dos grandes coaliciones y teniendo en cuenta el peso real de los partidos, se puede dar el caso que en la Cámara de Diputados gane el centro izquierda y en el Senado tengan mayoría absoluta los conservadores. A estas elecciones están llamados 50.098.305 italianos, que votarán en 60.977 colegios electores. Las urnas abrirán a las 08.00 del 9 de abril y cerrarán a las 22.00. El lunes volverán a abrir a las 07.00 y cerrarán definitivamente a las 15.00. Inmediatamente después comenzará el escrutinio de los votos, que se iniciará con el Senado.

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