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Juan Carlos Girauta

Deshaucio de la política

Todo ese mundo, que cumple muy bien su papel en la economía, se coló un día en el ámbito de la política. De la mano de Rodríguez, ha terminado contaminándolo todo.

Zaplana exhorta: “Ya está bien de marketing, manipulación permanente y frases hechas”. Se refiere a ciertas florituras de la vicepresidenta, pero podría estar mirando de reojo al grupo de conmilitones que está convirtiendo al PP en un admirable perdedor crónico.
 
Doña María Teresa había atribuido a España una posición “central y creativa en la escena internacional”. Siendo imposible que nos suponga centro del mundo, se habrá acogido a la acepción de centro como equidistancia política. Me preocupan los extremos: ¿Estamos entre Occidente y Oriente? ¿Entre Israel y Hamas? ¿Entre Bush y Michael Moore? ¿Entre Aznar y El Chino? ¿De qué somos el centro?
 
Acierta la vicepresidenta con la creatividad zapateril. Creatividad publicitaria. No hay anuncio que escape a lo sentimental; el recurso a emociones espurias concentradas en veinte segundos es tan eficaz que ha arrasado con cualquier otra modalidad de mensaje. La publicidad nunca es inocente, no busca conmover sin más. Los mejores realizadores españoles vienen del cine bueno, como Erice. Pero en publicidad el mensaje persigue una acción o un cambio de actitud del target. Todo ese mundo, que cumple muy bien su papel en la economía, se coló un día en el ámbito de la política. De la mano de Rodríguez, ha terminado contaminándolo todo.
 
De la Vega reconoce que su jefe usa “el corazón”. Se refiere a las píldoras sentimentales de ZP, tan idóneas para alcanzar a su público preferente: los jóvenes que votaron socialista el 14-M sin recordar –no podían– lo que había sido el felipismo. Sin poder, por tanto, compararlo con la era Aznar, cuando ellos, o sus hermanos mayores, o sus padres, encontraron trabajo y se compraron un piso. Cosas que parecen de lo más normal si se ignora u olvida el 24 % de desempleo y las hipotecas al 17 %, las condiciones que encontramos los que cumplimos treinta años en los noventa.
 
La Alianza de Civilizaciones, la paz por encima de todo, el ministro de defensa que prefiere que lo maten a matar, el ejército como ONG, el diálogo contra el terrorismo, el rechazo a conceptosfuertescomo nación (que los socios del gobierno aprovechan) o los papeles para todos son otras tantas manifestaciones del desahucio de la política por el sentimentalismo creativo. Veníamos temiendo que esta estafa intelectual acabara contagiando al PP. Ya está: “Desde hoy, aquí sólo se habla de futuro”. Porque tú lo vales. Yo no soy tonto. Que la suerte te acompañe. ¿Te gusta conducir? ¿Cueces o enriqueces?

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