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EDITORIAL

El acoso al TC no arroja la toalla

Cometeríamos un error, sin embargo, tomando la vergonzosa reacción socialista como una simple pataleta de quienes temen que su "pulpo" no sea admitido por el tribunal como "animal de compañía".

Si el ex ministro de Justicia socialista Fernando López Aguilar acaba de arremeter contra el Tribunal Constitucional por su "truculenta y torticera" decisión de recusar a Pérez Tremps, no menos bochornosa resulta la amenaza del presidente de la Generalidad de no renunciar al "Estatuto" soberanista catalán si el Alto Tribunal lo declara inconstitucional. Esta ha sido la reacción de Montilla, propia de un "desacato preventivo", una vez se ha sabido que el Tribunal Constitucional ha aceptado rechazar por unanimidad y de plano la recusación de Rodríguez Zapata, planteada con total desfachatez por el Ejecutivo autonómico catalán como forma de contrarrestar una recusación de libro como era la del otro magistrado.

Si la advertencia de Montilla nos recuerda al "drama" que Maragall anunciaba en 2003 si el Congreso rechazaba el Estatuto que surgiera de Cataluña, el vuelco electoral del 14-M ha hecho que estas inaceptables presiones se dirijan contra el Tribunal Constitucional.

Cometeríamos un error, sin embargo, tomando la vergonzosa reacción socialista como una simple pataleta de quienes temen que su "pulpo" no sea admitido por el tribunal como "animal de compañía". Más aún después de la cacicada de mitad de semana con la que el PSOE ha roto el consenso en la tramitación de la Ley del Tribunal Constitucional...

 Ante tanta maniobra y tanta presión del Gobierno y sus aliados, ninguna aritmética nos debe tranquilizar ante la decisión más trascendental de cuantas haya tenido que tomar un tribunal en la historia de España.

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