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Isabel Durán

No es oro todo lo que reluce

El presidente le ha dado una patada al Partido Socialista, ya que de los 17 elegidos sólo 7, es decir, el 40 por ciento, posee el carné de Ferraz.

José Luis Rodríguez Zapatero ha estado hábil en la composición del primer gabinete de su segunda legislatura. Destila este prestidigitador de la política grandes dosis de publicista convertido ya en el mayor de los expertos en hacer exactamente lo contrario de lo que predica. Sin embargo acierta, y de qué manera, a la hora de vender el producto aunque meta el dedo en el ojo entre los suyos. De cara a la galería ha conformado un Gobierno moderno y por primera vez con mayoría de mujeres que de hombres, nueve frente a ocho. Bienvenido sea. ¿A que no hacían falta cuotas ni ley de igualdad ni mucho menos un ministerio? Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

Al igual que la Ley de Memoria Histórica, símbolo de su anterior mandato, sirvió, y de qué manera, para inocular la desunión, la confrontación y el odio más ancestrales, ahora sitúa nada menos a una ecopacifista al frente de los militares y de los espías españoles. Simbólica patada no sólo a la jerarquía militar sino a la defensa misma de la Nación española, ya que su nueva jefa de filas, a pesar de tener un gran talante, es una de las máximos exponentes del nacional-socialismo de nuevo cuño catalán, y a partir de ahora, mano a mano con el Rey. A dos meses de dar a luz, Carme Chacón es ya la niña de Z, no en vano fue la única a la que el jefe avisó de su nuevo destino nada más ganar las elecciones.

Pero no sólo el sexo o el atrevimiento rayano en la provocación han mandado a la hora de organizar el marketing Z. El presidente le ha dado una patada al Partido Socialista, ya que de los 17 elegidos sólo 7, es decir, el 40 por ciento, posee el carné de Ferraz. Además, ninguna de las cinco nuevas incorporaciones posee un escaño en el Parlamento. Ya hay quien llama a Zapatero "máquina de picar carne" porque, con la salida de Caldera, ha triturado a cuantos lo apoyaron en casa de Trinidad Jiménez para el Congreso del año 2000. Por cierto, el ex titular de Trabajo no se hablaba con Z desde antes de las elecciones hasta la cita del despido monclovita. En definitiva, la Nueva Vía no es ya ni nueva ni tan siquiera vía. Caldera se suma a la lista de Trini y López Aguilar; se dice que hasta el mismísimo Pepiño tiene los días contados al frente de la Secretaría de Organización.

Pero la palma de lo que puede considerarse como una victoriosa derrota se la lleva el gran adulado por Zapatero en la campaña, con parche y todo. Pedro Solbes se lleva un buen puñetazo virtual en el otro ojo con el que se veía como el prohombre de la estabilidad económica y prestigio del mismísimo presidente. Así que Zapatero le ha premiado no sólo con la presencia de su íntimo enemigo Miguel Sebastián en la mesa del Consejo de Ministros como titular de la cartera de Industria, sino que le ha negado las competencias energéticas que reclamaba el ya disminuido vicepresidente para sí. Para colmo de Solbes, el sacrificado candidato a la Alcaldía de Madrid con quien el presidente comparte veladas familiares y componendas extragubernamentales ha reforzado su presencia al reclutar a dos de las nuevas ministras de su particular cantera: la de Vivienda, Beatriz Corredor y la de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia.

En definitiva un Gabinete que nace con tara debido al lastre que supone la continuidad del ultra Fernández Bermejo, la ineficaz e incompetente Magdalena Álvarez y el tramposo de Bernat Soria con la puntilla de un Moratinos con atrofia permanente. Habrá que desearle suerte por el bien de todos al nuevo Ejecutivo aunque los augurios, tras los escasos cambios realizados por Zapatero, no son nada buenos.

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